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Dom Pérignon


Sipsmith Independent Spirits

La visión de Dom Pérignon se orienta hacia la armonía como fuente de emoción.
Armonía en la que juegan sus valores estéticos y sensoriales: precisión, intensidad, tacto, mineralidad, complejidad, plenitud. Todos los procesos creativos tienen sus limitaciones. La limitación de Dom Pérignon es Vintage : Dom Pérignon solo puede producirse a partir de la cosecha de un único año.

Dom Pérignon está diseñado para enfrentarse al tiempo. Tanto el blanco como, sobre todo, el rosado disfrutan de un gran reconocimiento por su impresionante potencial de envejecimiento.
Triunfo de la no oxidación y del misterio del envejecimiento sobre lías, el vino atraviesa lentas y sutiles metamorfosis.

Hacen falta al menos ocho años en bodega para que Dom Pérignon exprese su primera plenitud.

Año de fundación 1668
País
Enólogo
  • Richard Geoffroy
Uvas
Regiones

En 1668, Dom Pierre Pérignon, un monje benedictino, fue nombrado procurador de la abadía de Hautvillers. 

En una época en la que para todo se seguían métodos empíricos, Dom Pierre Pérignon desarrolló técnicas revolucionarias para la viticultura y la elaboración de vino basadas en reglas precisas. 
El padre Pérignon modernizó la abadía, recuperó el viñedo y se dispuso a elaborar «el mejor vino del mundo».

El «vino del padre Pérignon» se convirtió en uno de los más codiciados de Francia. Se servía en Versalles y lo disfrutaba nada menos que Louis XIV.

Su visión, muy acertada, revolucionó la vitivinicultura con estándares que aún forman parte de los champagnes actuales. 
El legado de Dom Pierre Pérignon sigue inspirando la visión creativa de Dom Pérignon..

Fue en la abadía de Hautvillers donde todo empezó. Según cuenta la leyenda, una paloma guio hasta allí a Saint Nivard, que paseaba por las colinas, alrededor del año 650. Tras poder descansar finalmente bajo una haya, Saint Nivard, guiado por el misterioso vuelo del pájaro, en el que reconoció la voluntad divina de Dios, decidió fundar la abadía de Hautvillers en ese lugar. A partir de 1668, Dom Pierre Pérignon da fama a la abadía creando un vino extraordinario. La abadía de Hautvillers se sitúa en uno de los puntos más bonitos de la región de Champagne, dominando el valle y rodeada por un anfiteatro de colinas cubiertas de viñedos. La belleza serena y austera de la abadía y su legado espiritual continúan inspirando la visión creativa de Dom Pérignon aún hoy.

La ambición de Dom Pérignon es dar testimonio de cada año, sean cuales sean los retos. Dom Pierre Pérignon se atreve a jugársela, a asumir riesgos, a aceptar incluso no declarar la añada. El legado creativo de Dom Pérignon es esta reinvención de su obra con cada añada. Dom Pérignon Vintage es la culminación de los procesos de elaboración y creación. Encarna la visión. Dom Pérignon Vintage se expresa plenamente en sus tres dimensiones: El año: el carácter de las estaciones Las Plénitudes: evolución por ventanas sucesivas de expresión en el largo proceso de maduración sobre lías. El color: blanco o rosado. Estas tres dimensiones son inseparables y ninguna combinación se parece a otra. Cada una tiene su espacio y su tiempo. Como tal, Dom Pérignon solo puede ser la suma total de todas las añadas pasadas y futuras.

El jefe de la bodega, Vincent Chaperon, considera que la visión de Dom Pérignon (la armonía como fuente de emoción) es su verdadera razón de ser. Esta visión da sentido a su ambición creativa y le guía en las misiones que se le encomiendan: inspirarse en los orígenes de la Maison, así como en las experiencias actuales del extranjero; sorprender y deleitar cada año con la creación de nuevas añadas que equilibren las limitaciones del año y la singularidad de Dom Pérignon; perpetuar el ideal estético de la Maison; y alimentar el Patrimoine de Création (patrimonio de creación) de Dom Pérignon con experiencias cada vez más inspiradoras en torno a sus añadas.

Vincent Chaperon llegó para explorar la región de Champagne, uniéndose a Moët & Chandon en 1999. Inspirado por estos viñedos de climas más septentrionales, poco a poco fue desarrollando un fuerte apego a la región, echando sus propias raíces en un nuevo terroir. Decidió quedarse y profundizar en el conocimiento de los viñedos y las técnicas de vitivinicultura locales, forjando una estética personal del champagne. En 2005, Vincent Chaperon se incorporó a Dom Pérignon. Su encuentro con Richard Geoffroy resultó decisivo, el comienzo de un aprendizaje de trece años durante el cual ambos entablaron un diálogo permanente entre sí y con la naturaleza, alimentando un entendimiento mutuo anclado en la confianza. El paso del testigo tuvo lugar el 1 de enero de 2019 cuando Vincent Chaperon se convirtió en jefe de bodega de Dom Pérignon.