Pago de Carraovejas es origen. Desde sus primeras nueve hectáreas nace este proyecto que aspira a convertir un sueño en una bodega referente dentro de la Ribera del Duero. El inicio de su trayectoria se remonta más de tres décadas, cuando nace Pago de Carraovejas como respuesta a la aspiración de José María Ruiz de conseguir un gran vino en una de las zonas con más potencial del momento.
La historia de José María y el mundo del vino tiene su punto de inicio unos años antes, en 1971, cuando acude como representante español al ‘Primer Concurso Mundial de Sumilleres’ celebrado en Milán. Así comienza la historia de Pago de Carraovejas, cuando en 1987 se asienta la bodega en Peñafiel, más concretamente en las laderas de Carraovejas. La primera añada, en 1991, de los apenas 70.000 kilos de las 25 primeras hectáreas en producción, marca el origen de Pago de Carraovejas.
La segunda generación es el alcance de lo que fue un ambicioso sueño va superando, a lo largo de los años, enormemente las expectativas en sus inicios y es en 2007 cuando se inicia una nueva etapa con la incorporación de Pedro Ruiz al proyecto. El nuevo liderazgo llega con una fresca perspectiva empresarial que ante el exponencial crecimiento de Pago de Carraovejas, decide trazar nuevos retos en los ámbitos de la sostenibilidad, como criterio que debe guiar la actividad de la empresa; la innovación, como motor de desarrollo y progreso; o el enoturismo, como modo de abrir el proyecto a todos sus clientes con transparencia y honestidad.
La dirección de Pedro Ruiz supone, el comienzo de un nuevo camino bajo el concepto de Alma Carraovejas.