Bodega Muga
Año de fundación | 1932 |
País | |
Enólogo |
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Uvas | |
Regiones |
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92
PEÑÍN
2020
Agotado9,65€Precio unitario /Agotado -
2023
10,19€Precio unitario /Agotado -
92
PEÑÍN
2020
Desde 9,65€Precio unitario /Agotado -
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Tres generaciones de la familia Muga forman parte de la historia del vino de Rioja. El saber escuchar a sus clientes y evolucionar para adaptarse a sus gustos les ha llevado a crear un estilo único. Sin dejar de creer en sus propias convicciones, han proyectado la fuerza de su marca a más de 70 países, hecho que les sitúa en la élite de la denominación.
La bodega
La familia Muga lleva varias generaciones en Rioja. El bisabuelo fue capataz de La Rioja Alta, S.A. y el abuelo de la generación que actualmente dirige la bodega, Isaac, conoció allí a su futura mujer, Aurora Caño. Con ella fundó, en unos calados subterráneos de la calle mayor de Haro, su propia bodega; corría 1932 y había nacido Bodegas Muga. En aquel mismo año, la familia se lanza a la compra y venta de vino a granel y empieza a ganar notoriedad en la región gracias a sus claretes. Habría que esperar a la 2ª generación para empezar a elaborar y etiquetar los primeros vinos propios (1968, Muga Crianza), así como para dar forma al actual edificio, un hermoso caserón riojano en el Barrio de la Estación de Haro al que la familia se trasladó en 1970.
El equipo
La 3ª generación está recogiendo el testigo de los hermanos Manuel e Isacín. Manu, Juan y Eduardo, hijos del primero, llevan las riendas comerciales y de gestión, mientras que su hermana Ana, residente en Madrid, se ocupa de la comunicación. Sus primos, hijos de Isacín, controlan la viticultura y la enología; Jorge está centrado en los tintos mientras que Isaac se concentra en blancos y rosados. Pronto habrá una cuarta generación trabajando en la bodega.
Territorio y viticultura
Bodegas Muga cuenta con unas 300 hectáreas de viñedo propio, lo que supone ¾ partes de su producción total. Las influencias de los climas mediterráneo, atlántico y continental se conjugan en gran armonía, creando un espacio climático idóneo para la uva en cada una de las fincas.
El Estepal es un paraje único en Rioja, uno de los terruños que mejor define la tipicidad de los vinos elaborados en Haro. Sus características tanto geológicas cómo climáticas, confieren a los vinos una marcada personalidad con gran potencial de envejecimiento.
La Loma es un viñedo de excepción situado a pocos kilómetros de Haro, en una meseta con una estructura geológica muy particular y una fantástica protección a los vientos fríos del norte.
Baltracones son los primeros viñedos en propiedad de la familia Muga. Los vinos de gama alta proceden de este paradisíaco paraje de suelos rojizos ubicado a 475 metros de altitud.
La Loma Alta es uno de los viñedos más jóvenes, plantado con una selección de vides propias.
Sajazarra está situado a la máxima altitud de La Rioja, en una zona límite de cultivo que genera muy buena acidez y potencial de envejecimiento.
Elaboración
Las uvas recepcionadas en bodega se analizan para conocer el grado, la acidez, el color y el estado fitosanitario. En función de éstos parámetros, se clasifican por calidades. Posteriormente, los racimos pasan por la mesa de selección y las despalilladoras, introduciendo las uvas, seguidamente, en los tinos de fermentación.
Bodegas Muga dispone de 4 salas de fermentación con 90 tinas de madera cuyas capacidades varían desde los 3.000 hasta los 15.000 kilos de capacidad. Gracias a ello, pueden vinificar individualmente las uvas en función de su calidad y viñedo de procedencia.
Fieles a los métodos tradicionales, Bodegas Muga emplea roble en todo el proceso de elaboración (fermentación, crianza y almacenaje). De hecho, es una de las pocas bodegas españolas que dispone de tres toneleros y un cubero, encargados de trabajar la madera de roble para construir las propias barricas y cubas. Bodegas Muga apostó por unos oficios que en los 80-90 estaban desapareciendo, acertando plenamente.
La crianza en barrica oscila entre 24 y 36 meses. Cada cuatro meses se procederá a la trasiega por gravedad, para eliminar las impurezas precipitadas durante la crianza y facilitar la oxigenación el vino.
Antes de su embotellado, se procede al clarificado por el método tradicional de la clara de huevo fresco, consistente en añadir de dos a tres claras de huevo fresco por hectolitro de vino con el objetivo de que arrastren consigo las impurezas y suavicen los taninos. Las claras, junto con las impurezas, se mezclaran con estiércol para producir un compost con el que se abonarán los viñedos, cerrando así el círculo.
Una vez embotellado, el vino permanecerá afinándose en botella entre los 9 meses del Crianza y los 36 del Prado Enea Gran Reserva.